La automatización de la calefacción y otros controles ambientales puede generar grandes ahorros para los edificios inteligentes.
¿Hasta qué punto es posible lograr los mismos resultados en viviendas residenciales? ¿Cuál es la diferencia entre la llamada domótica y la inmótica?
Los edificios inteligentes y los desafíos energéticos

Una mayor eficiencia ayudaría a los consumidores a reducir los ingresos gastados en consumo de energía, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y también ayudaría a los países de la UE a cumplir los objetivos de la estrategia energética 2030.
¿Puede realmente la domótica cumplir sus promesas de eficiencia? La domótica es un sistema que controla la automatización, todo lo que se instala en un edificio. Esto abarca toda una gama de tareas:
Desde domotizar el control de persianas, dejando entrar más o menos luz solar según la temporada, programar electrodomésticos, funcionar en el horario preferido del usuario o cuando los costos de electricidad sean más bajos o simplemente programar la calefacción o el aire acondicionado.
Según Jordi Sabaté, secretario de Cedom: la inmótica es actualmente el principal mercado de la automatización.
¿Qué objetivos se deben conseguir con edificios inteligentes?

La instalación de la automatización aquí puede tener ventajas significativas debido a la mayor escala de uso de energía en los Smart Buildings.
Consiste en proyectar la automatización del edificio en viviendas no residenciales, como por ejemplo despachos u oficinas.
Si bien la mayor escala de consumo de energía en los edificios no residenciales significa que hay un mayor margen de ahorro, el potencial para reducir la energía a través de la tecnología del hogar inteligente es menos claro.
Numerosos ensayos han revelado el desconocimiento de los ciudadanos respecto al comportamiento de su gasto en el consumo de electricidad en el domicilio.
¿Cuáles son las ventajas de elegir una casa o edificio inteligente para la domótica?
Los sistemas de domótica aumentan la conciencia de cómo se utiliza la energía en el hogar y pueden conducir a una reducción del consumo.
Con la domótica se pueden alcanzar ahorros del 25% o 30% en el consumo energético. En ocasiones, la inversión realizada se puede recuperar en dos o tres años. Todo dependerá de la cantidad de las funciones domóticas que queramos integrar.
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La tecnología depende en gran medida de donde se aplique, pues en el caso del sur de Europa, concretamente en países como Italia o España, es muy probable que no se obtengan muchos beneficios con un elevado ahorro de electricidad.
Por ejemplo, a nivel residencial, el nivel de consumo para calefacción es tan bajo que cuando llegas a los números reales, ves cuánto puedes ahorrar, probablemente gastes más en el sistema de domótica de lo que podrías ahorrar en toda la vida.
Interfaz de usuario que sea accesible y eficiente

La mayoría de los sistemas de automatización del hogar actuales asumen más o menos que todo debe controlarse a través de un smartphone o algo similar, lo que podría no ser la solución más eficiente en muchos casos.
Hay ejemplos de interacción bien conocidos que son difíciles de sustituir a través de los teléfonos inteligentes. Pensemos, por ejemplo, en el interruptor de la luz, ¿es realmente más eficiente tener que usar nuestro teléfono, abrir una aplicación concreta y tocar un botón para encender una luz?
Operaciones automáticas podrían ser mejorables
La automatización de sistemas en viviendas residenciales puede presentar otros desafíos, como la integración de dispositivos producidos por diferentes fabricantes.
Los consumidores que compran una variedad de dispositivos inteligentes diferentes producidos por una variedad de desarrolladores probablemente enfrentarán problemas cuando intentan que estas soluciones funcionan juntas o respondan a un solo sistema de comando unificado.
Edificios inteligentes contra piratas informáticos
Otros desafíos incluyen protegerse contra los riesgos de seguridad en forma de piratas informáticos que intentan obtener acceso al sistema.
Estos problemas se reducen cuando se aplica un sistema de automatización del hogar integrado, en lugar de una serie de los llamados dispositivos inteligentes con funcionalidad de Internet de las cosas (IoT).
Sin embargo, el uso de dispositivos “Internet of Things” conectados a la red, elevará el volumen global de 41.600 millones de dispositivos en 2025 , por lo que las cuestiones de integración parecen seguir siendo importantes en los próximos años.